Este número emblemático de “Alfarero” traza y explica un panorama de las circunstancias, principalmente económicas, sociales y políticas en que apareció el Grupo Literario Alfarero, editor de la mencionada publicación.
Este número emblemático de “Alfarero” traza y explica un panorama de las circunstancias, principalmente económicas, sociales y políticas en que apareció el Grupo Literario Alfarero, editor de la mencionada publicación.

Siempre es gratificante llegar a metas que en el comienzo se veían lejanas o inalcanzables, por lo menos en el ámbito editorial y cultural, en un contexto en el que la práctica de la lectura se ralea y escasea más y más. Esto para ubicarnos en el campo cultural, editorial y bibliográfico, además de reiterar nuestra ubicación en una época y sociedad en que cada día la gente se aleja más de libro y la lectura, atraída por el lenguaje y la imagen electrónica, que cada día avanzan a ritmos vertiginosos, mientras que la lectura en el papel se perfila como una tarea cada vez más rara y rala en los diversos espacios: familiar, social, educativo, profesional, político, dirigencial, etc.

Pero, en el reconocimiento de tales espacios difíciles adquiere mayor significado, valor y persistencia, precisamente, la porfía y el romanticismo por la edición en el papel. Todo esto, a propósito de la revista “Alfarero”, que en agosto del presente año ha editado su emblemático número 25. Un acontecimiento histórico, singular y sobresaliente, para regocijarnos, para festejar y para felicitar a los editores presididos por el escritor y ensayista Diómedes Morales Salazar, a quien acompañan: Víctor Sánchez Rodríguez, Alfonso Sánchez Mendoza, Eligio Alas Mendo, María Isabel Rosario Ravelo, Víctor Lozano Castillo, Lucio Huerta Fernández y Enrique Vergara Montero, sin desconocer que los pasos iniciales se dieron bajo el liderazgo y orientación de intelectuales tan importantes como Luis Cabos Yépez, reconocido abogado y exprofesor de la Universidad Nacional de Trujillo, donde fue jefe del Departamento de Lengua Nacional y Literatura. Suponemos que su orientación sigue vigente, aunque seguramente desde otros planos e instancias.

VALOR Y SIGNIFICADO

Pero hay otro aspecto también importante: “Alfarero”, cuyo nombre guarda correspondencia con la producción personal, paciente, laboriosa y artística de una creación no propiamente contemplativa, sino representativa de afanes, luchas e inquietudes grupales, sociales comunitarias y sociales, no es la expresión de un grupo económico, empresarial o industrial, sino mensaje, hechura, aspiración popular y también laboral de un puñado de intelectuales de inspiración popular. Tal vez por eso persiste invicto en cada jornada, en cada edición, en cada número. Por eso, aunque son evidentes la inspiración y orientación de un arte “comprometido” identificado con un arte realista, más que puramente estético, al final lo que cuenta es la voz presente, antena de problemas, aspiraciones e ideales populares.

Por eso es también una llamada de alerta a instituciones representativas, como las universidades calladas y silenciadas, carentes de vocación e identificación con los fines y objetivos de su quehacer de promoción y difusión de la cultura. Sin duda, falta de sensibilidad, de aptitudes y de compenetración popular y con la literatura. En ese contexto, “Alfarero” es una muestra irrebatible de vocación, compenetración, calidad y entrega a la sociedad y la cultura.

EDITORIAL

Este número emblemático de “Alfarero” traza y explica un panorama de las circunstancias, principalmente económicas, sociales y políticas en que apareció el Grupo Literario Alfarero, editor de la mencionada publicación. Por eso nos parece importante citar el párrafo inicial del contexto en que apareció el respectivo Grupo, editor de la importante publicación:

“Mientras la crisis económica, política y moral se iba profundizando cada día más en la sociedad capitalista dependiente en que vivimos; tanto que la corrupción, la extorsión, el crimen organizado, el narcotráfico y la lucha entre la minería legal y gubernamental contra la ilegal son ya el pan de cada día, así como la confrontación entre la política estatal, defensora irrestricta de la economía neoliberal y antilaboral, se enfrenta al pueblo y la clase trabajadora, no solo con leyes que profundizan la injusticia social, sino también apaleando las protestas populares; como respuesta a ello, en el arte (música, teatro y pintura, entre otras manifestaciones artísticas) y la literatura se incrementaba también el realismo crítico”.

NARRACIÓN

Este histórico número de aniversario distribuye su contenido con textos originales y creativos correspondientes a diversos géneros. Así, en narración destacan los textos: ”Perdidos en Venecia”, de María Isabel Rosado Ravelo, y “Aguántense”, de Alfonso Sánchez Mendoza.

POESÍA

Curiosamente, en este género, las creaciones estéticas son “Mundo de ilusiones”, de Víctor Manuel Sánchez Rodríguez; “El santuario de mi madre”, de Lucio Huertas Fernández; y “Amistad de un sueño”, de José Félix Valverde Llajaruna.

ENSAYO Y OPINIÓN

Es la sección más extensa, constituida por textos en que los autores analizan con argumentos exhaustivos los fundamentos y el porqué de sus posiciones y opiniones. Entonces, esta sección está constituida por los meditados, exhaustivos textos: “José Faustino Sánchez Carrión: Una semblanza personal”, desarrollado por Ana María Dionicio Gonzales; “Víctor Lozano Castillo y la historia de un ponchoncito”, de Carlos Pérez Urrutia; el extenso y amplio estudio crítico “La poesía realista de Carlos Prado”, de Diómedes Morales Salazar; “Heridas históricas que curar”, de Enrique Vergara Montero; y “El esoterismo en la literatura y la concepción dialéctica de la vida”, estudio analítico y crítico sobre el libro de Víctor Manuel Sánchez Rodríguez, del que está circulando una nueva edición.

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