“Once Liberteño” es más que una antología: es el parteaguas que sitúa a la narrativa liberteña en el mapa cultural del Perú, con voces diversas y auténticamente memorables.
“Once Liberteño” es más que una antología: es el parteaguas que sitúa a la narrativa liberteña en el mapa cultural del Perú, con voces diversas y auténticamente memorables.

“Recibí el libro Once Liberteño con profunda curiosidad y gran expectativa. Me intrigaba conocer a los once autores que dan vida a esta antología y descubrir qué relatos habían sido escogidos. Tras su lectura, confirmo que se trata de una obra valiosa, pues reúne a escritores liberteños destacados y reconocidos que elevan con orgullo la literatura de nuestra región.”

Estas fueron las emocionadas palabras de la docente universitaria Maritza Barreto Acosta, luego de leer la antología Once Liberteño [1964 - 2025], preparada por Carlos Santa María y recientemente publicada por Nectandra Ediciones.

Miradas propias

Y es que los cuentos reunidos aquí valen por sí mismos, al igual que sus autores: “Son voces que provienen de distintas canteras y de múltiples momentos, pero todos, sin excepción, comparten un compromiso con el lenguaje y con la búsqueda de una mirada propia. En ese sentido, el libro se convierte en un retrato coral de la cuentística liberteña desde la segunda mitad del siglo XX hasta lo que va del presente siglo”. “Barrón Pishtaco”, de Juan Morillo Ganoza, abre la antología con una historia de huida y muerte marcada por el mito andino del pishtaco, en un relato sombrío y lleno de simbolismo. Le sigue “La iniciación suprema de Guacri Caur”, de Eduardo Paz Esquerre, que transporta al lector a una travesía espiritual en la costa norte prehispánica, con resonancias esotéricas y poéticas. En “Los compadres condenados”, Teodoro Bernabé Pereda mezcla humor, crítica social y lo sobrenatural para abordar la culpa y la transgresión, desde la voz oral popular.

DESNUDA HUMANIDAD

Eduardo González Viaña, en “Siete noches en California”, ofrece una narración cargada de lirismo onírico y denuncia social, donde una mujer enfrenta el machismo mediante la resistencia mágica. Por su parte, Ángel Gavidia Ruiz, en “El pleito”, construye una parábola sobre el envanecimiento de la fuerza humana y la hondura de la naturaleza. En “La virgen de los rosarios”, César Silva Santisteban parodia las hagiografías coloniales para reflexionar con ironía sobre la santidad femenina en el virreinato.“El hombre que tenía medio morir”, de Elmer López Guevara, ofrece una mirada irónica sobre la eterna condena a morir, sin que esta se materialice de manera definitiva, salvo por el equívoco que se comete. Con “El río”, Pierre Castro Sandoval entrega una pieza de introspección emocional y atmósfera poética, para hacernos reír y reconciliarnos un poco con la pesadez de estar vivo.En “La celda”, Carlos Tataje explora el encierro injusto desde un monólogo cargado de simbolismo existencial, donde la memoria es lo único que preserva la identidad. Enrique Carbajal, en “El guitarrero”, revive con ternura y enjundiosa oralidad la vida de un músico popular, marcada por la soledad, la pasión y la música. Finalmente, “El lurifico”, de Luis José Cassaro, cierra el volumen con una inquietante historia que mezcla, con audacia, realismo y mitología oriental, con un toque justiciero.

TALENTO LITERARIO

Como podrán darse cuenta, esta selección revela, en su conjunto, una notable madurez literaria. La pluralidad de planteamientos, estilos y temas no dispersa la obra; por el contrario, le da cohesión desde la variedad. Aquí se reúnen escrituras comprometidas con el oficio de narrar. Desde esta perspectiva, ONCE LIBERTEÑO es una valiosa muestra de talento literario y, al mismo tiempo, una afirmación simbólica categórica: ¡en La Libertad se escribe y se escribe con solvencia!Este libro interpela al lector y también al canon. Propone incluir otras voces, otras formas, otros acercamientos. Da cuenta de una tradición narrativa que ha sido muchas veces invisible y que hoy, gracias a iniciativas como esta, empieza a ocupar el lugar que merece en el panorama literario nacional.No cabe duda de que esta antología será, para muchos lectores, una primera aproximación a los autores aquí reunidos. Para otros, una feliz relectura. Y para algunos, acaso, un punto de partida para explorar otras obras, otros nombres, otros cuentos. Lo cierto es que el libro invita a la relectura porque los buenos cuentos, como dice Santa María, se disfrutan tanto o más cuando se leen por segunda vez. La relectura permite descubrir matices, subtextos, guiños. Permite, en última instancia, profundizar la experiencia estética y fortalecer el vínculo con el texto.

INVITACIÓN A LEER

Como muy bien remarca la maestra Maritza Barreto, “cada cuento abre una ventana distinta: escenarios variados, temas que tocan la memoria colectiva, costumbres y un lenguaje que cambia según la voz de cada lugar”. “Leerlos es adentrarse en la riqueza cultural de La Libertad, un recorrido que nos invita a aprender, dialogar con nuestras raíces y reconocer los matices que conforman nuestra identidad”. Bienvenidos, entonces, a esta lectura. Que cada cuento sea una puerta. Que cada página sea un territorio. Que cada final sea un inicio. Y que la literatura, siempre generosa, nos brinde la posibilidad de ver el mundo —y a nosotros mismos— con nuevos ojos.

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