El artista plástico Hernán Pauta Salas ha lanzado su proyecto audiovisual “Colores de la tierra: Vida y obra de Hernán Pauta”, un documental que lo hace con una narrativa visual y filosófica, con entrevistas íntimas y un recorrido por sus obras, reconstruyendo la memoria colectiva de Piura.
Pauta Salas es un artista con una inteligencia para plasmar sus obras y una gran sensibilidad para enseñarlas, una vida dedicada a mantener viva nuestra esencia cultural y para que generaciones entiendan que el arte es resistencia y un grito de orgullo que nunca debe silenciarse, tal como se lo enseña a los alumnos del Instituto de Arte y Cultura de la UNP.
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EXPLICATIVO
“El artista no nace, sino se hace, para ello hay que estudiar e investigar, por ejemplo los materiales, los colores, la profundidad en lo artístico, que es lo transcendental para llegar a ser un buen artista. Y esos materiales no solo lo encuentras en las tiendas, sino también en la naturaleza para hacer pinturas extraordinarias”, dijo.
Más adelante, señaló que “para mí no hay una obra más significativa, todas las que he hecho son importantes, por su formación, por ver el lado de la humanidad, donde he captado estados anímicos y sicológicos de las personas y del mundo entero”.
“Actualmente la tecnología nos da bastante material para hacer obras artísticas, ya no hay límites para el artista, pero es mejor tener nuestra propia creatividad”, comentó el artista. Su visión en el arte —basada en la creatividad, la libertad y la estética- es un mensaje universal que debería estar inserto en la malla curricular de todos los niveles educativos.
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SU TRAYECTORIA
El artista es increíble, además, es un extraordinario relativista, metafísico y dialéctico, y su pincel no solo pintó paisajes, sino que preservó para siempre historias que muchos comenzaban a olvidar. Y lo que comenzó exponiendo en colegios, plazas, centros culturales, ahora lo hace en grandes galerías, como últimamente en Madrid-España.
Desde pequeño supo capturar la esencia de nuestra tierra piurana con colores que gritan identidad y orgullo: el rojo de nuestros atardeceres, el ocre de nuestro bosque seco y la alegría de danzas como el Tondero.





