Según el exministro de Economía y Finanzas José Salardi, aún hay espacio para que el sector privado participe en la modernización de la infraestructura que gestiona Sedapal, como La Atarjea, para que la producción del 70% de agua potable que consume Lima sea de calidad al punto que se pueda beber directamente de los grifos. En diálogo con Correo reveló que, en 2025, se dejarán dos años de incumplimiento de la regla fiscal.
Está comprometido con temas relacionados con el acceso a las viviendas...
Tenemos un déficit de vivienda, entre lo cuantitativo y cualitativo, de casi dos millones. Sin embargo, en los últimos años se ha seguido construyendo mucha vivienda informal. Hoy se habla de que los principales problemas son la minería ilegal, el narcotráfico y, en tercer lugar, el tráfico de tierras. Este último tema debemos abordarlo de forma frontal porque los peruanos que buscan casa propia bajo esta modalidad, se verán perjudicados porque no tendrán acceso a servicios como el agua potable, transporte, salud y educación. Hay estudios que indican que tardan hasta 10 años para acceder al agua, a la energía eléctrica.
La autoconstrucción tiene una gran participación en la economía.
Esto se debe abordar con mucha seriedad en el próximo Gobierno. Es importante darle prioridad a la gente que viene invirtiendo en la construcción de su casa propia. La autoconstrucción es la segunda actividad con mayor inversión privada en el país, solo superada por la minería. Además, es conocido que el sector construcción tiene una capacidad importante de arrastre en la actividad económica, que genera varios efectos positivos de cara al crecimiento.
Sedapal es una empresa que debería facturar más, ¿necesitaría mayor participación privada para ser más eficiente?
Creo que tanto en Lima, como en el resto del país, tienen un problema serio en materia de prestadores de servicio de agua potable. Vemos en Lima, Sedapal, que está adscrito al Ministerio de Vivienda. En el resto del país tenemos operadores que son municipales, la mitad de ellos está casi bajo la intervención de la OTASS (Organismo Técnico de la Administración de los Servicios de Saneamiento, del Ministerio de Vivienda), porque registran bajos resultados. Hay una total insatisfacción de parte de los usuarios con el servicio que reciben.
¿Entonces habría que considerar la participación del sector privado?
Creo que hay bastante espacio para que el sector privado pueda ingresar, digamos, a aportar en la gestión, acompañar en el desarrollo de infraestructura. Por ejemplo, en Lima ya hubo casos exitosos, como las APP (Asociación Público Privada) en la construcción de la infraestructura para el tratamiento de aguas residuales en Taboada y La Chira. Así, Lima, en menos de 10 años, pasó de 20% a 90% en el tratamiento de sus aguas residuales. También tenemos el caso de Provisur, es la primera planta desaladora para consumo humano (desaliniza el agua de mar para abastecer en distritos como Santa María, Punta Negra, Punta Hermosa y San Bartolo). Es decir, hay mucho espacio para que la incursión del sector privado. Se debe seguir incorporando su participación, pero se debe admitir que es un poco complejo porque el mundo del agua no necesariamente por esta ruta. Pero se debe tener concesiones, tener APP, de repente dividir la empresa (Sedapal) en tres partes, una en el norte, en el centro y en el sur, cada una con un operador privado, que puede aportar mayor capacidad, aportar conocimientos, que pueda aplicar innovaciones tecnológicas en materia de agua.
Es importante...
Creo que es importante la participación del sector privado porque Sedapal, al ser una empresa estatal, nos expone a muchos riesgos. Por ejemplo, La Atarjea, de la cual depende casi el 70% o más de la producción de agua de Lima, tiene décadas de construida y no tiene una modernización importante que le permita asegurar el servicio de agua en casos de crisis.
Se sataniza al sector privado y en el caso del agua es grave porque mucha gente paga hasta seis veces más de lo que cuesta en zonas de altos ingresos...
El problema es que hay sectores sindicalizados como en este caso (Sedapal), donde el interés de pocos está por encima del de la sociedad, está muy mal porque a la larga lo que hacemos es tener una pésima calidad de servicio. Seguro que si se hace una encuesta para validar el servicio de agua entre los diferentes usuarios del país, señalarán que están en desacuerdo con el servicio que reciben con relación al precio del agua que pagan. Con la participación del privado, los trabajadores tranquilamente van a poder tener una mejor capacitación, lo que permitirá ir cerrando la brecha existente en este servicio, de modo que uno pueda abrir un grifo y beber el agua directamente. Claro, la tarifa, como es regulada por ser Sedapal un monopolio natural, reflejará un justiprecio. Técnicamente se va a discutir los niveles de rentabilidad y de la tarifa que se aplicará, de modo que el servicio se hará sostenible y se podrá tener una expansión ordenada del servicio.
Sobre la marcha de la economía, ¿se terminará el 2025 con un PBI de 3.5?
Creo que se confirmará lo que se había previsto a inicios de año, que el 2025 sería bastante favorable para el país, a pesar de la crisis política y otras situaciones adversas, por la fortaleza de la actividad económica. Se están teniendo buenos indicadores. Las exportaciones cerrarán cerca de $ 80 mil millones, que será un récord histórico que permitirán un superávit comercial superior a los $ 20 mil millones, igual las Reservas Internacionales (RIN) tendrán otro récord histórico. La inversión privada también crecerá fuerte y reflejará la confianza que hay en el país. La inflación cerrará por debajo del 2%.
¿Pero el déficit fiscal?
El gran problema que se tuvo en 2023 y 2024 fue que se incumplió la regla fiscal. Este año nos estamos acercando a cumplirla y cerraremos cerca de 2.2%, que es el objetivo. Al inicio de año parecía complicado, pero con la decisión de tener un buen control de las cuentas fiscales, se logró la recuperación de la recaudación. También el hecho de que Petroperú ya no tendrá un apoyo, permite que las cuentas se ordenen. Ahora lo que toca es tener un buen presupuesto para el 2026, el que se discutirá la próxima semana, que debe ser equilibrado y evitar tener casos como el de la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN), que tiene pendiente de recibir S/ 3 mil millones para no tener problema de ejecución de proyectos. El reto es dejar un presupuesto equilibrado para que el próximo gobierno no tenga complicaciones. Hay una percepción positiva de la economía peruana, desde fuera. Otro reto es dar el gran salto de crecer 3.5% a más de 5 y 6%. Mucho depende de cómo se aborde en el próximo gobierno las medidas que se requieren para lograr este objetivo y acortar los plazos para que el Perú logre ser una economía avanzada, que no se pierda el paso de la línea de la economía de mercado.





