Una figura llamativa tallada en una piedra y que guarda mucha historia de Arequipa. Foto: Juan Ivan Contreras.
Una figura llamativa tallada en una piedra y que guarda mucha historia de Arequipa. Foto: Juan Ivan Contreras.

El Señor de las Culebras es uno de los petroglifos más enigmáticos del Valle de Arequipa. Ubicado en la pampa El Pajonal, en el distrito de Mollebaya, representa a un personaje extraordinario no solo por su simbología, sino por su propia ubicación solitaria en un páramo que año tras año va perdiendo terreno ante el avance del cemento.

Juan Iván Contreras, montañistas y gestor cultural, informó que encontrarlo en sí es complicado. Está oculto, como si quisiera esconderse de los curiosos, detrás de un matorral de cactus de cerca de tres metros de alto.

“A diferencia de otros petroglifos que generalmente se encuentran agrupados, este está prácticamente aislado, solo a unos metros hay otro, pero está inconcluso”, señaló.

Fue el arqueólogo Augusto Cardona Rosas, director del Centro de Investigación Arqueológica de Arequipa, quien, dentro del Inventario Arqueológico del Valle de Arequipa, realizó un estudio detallado de su significado.

“Se trata de una representación de un personaje de nobleza con atributos supranaturales, tal como lo muestra la presencia de seis dedos en la mano izquierda y el diseño del rayo, además mantiene una posición de salutación ceremonial y orientación al apu local antiguamente conocido como Putina. Ostenta además, a manera de tocado, una cruz cuadrada o Chakana, dos diseños de probable identificación, uno de ellos la representación de la lluvia y el segundo, la Vía Láctea o Serpiente Cósmica”, lo describe.

DETALLES

Es un personaje que resulta extraordinario, con tintes chamánicos, de gran sacerdote, hijo de Illapa (Dios del rayo, el trueno, el relámpago y la lluvia), con facultades para relacionarse con los fenómenos meteorológicos con conocimiento de las temporadas de siembra y cosecha; es decir, de los ciclos agrícolas.

Contreras afirma que a simple vista resulta compleja su interpretación. “Es una representación humana, con orejas grandes, una cruz (Chakana) en la cabeza, tiene dos brazos en posición de salutación, una mano con seis dedos, líneas onduladas que lo enmarcan, círculos, a su costado hay representaciones de dos tumis antepuestos, entre otras características que lo hacen peculiar”, apuntó.

El Señor de las Culebras se ubica a las faldas del cerro Llorón. Está protegido, y no por el Estado, sino porque se encuentra en los linderos de una extensa propiedad privada. Los únicos que lo visitan son los pocos zorros o guanacos que transitan esporádicamente por el sector.

No se sabe cuándo exactamente fue elaborado. Cardona, da solo una aproximación entre el periodo Intermedio Tardío y el periodo Tardío; es decir, entre los 1000 d.C. a 1450 d.C., cuando en esta zona predominaban el reino Churajón.

TIEMPO

Todos los días despierta mirando al volcán Putina, renombrado siglo XVIII como volcán Misti, y a sus dos escuderos, los viejos Chachani y Pichupichu. Es mudo testigo de la transformación de este páramo que va cediendo al avance de asentamientos humanos, fabrica de ladrillos y bloquetas.

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