Arequipa no solo resguarda templos y casona coloniales, sino también guarda entre sus calles antiguos palacios que formaron parte de la vida social y familiar de la Ciudad Blanca. En esta sección Correo te lleva de paseo, llegó hasta la casona Flores del Campo, para conocer aún más una joya arquitectónica preservada durante años.
Ubicada en el Portal de Flores, de la Plaza de Armas de Arequipa, se encuentra uno de los palacios más antiguos de la Ciudad Blanca, donde el visitante puede ingresar y disfrutar de los aspectos de escultura y tradición de aquellos tiempos coloniales, especialmente en este mes de agosto, fecha de aniversario de Arequipa.
Acompañados del arquitecto y restaurador William Palomino, refiere que el palacio Flores del Campo es uno de los edificios distintivos e importantes que tuvo la ciudad. “No es muy común encontrar edificios que tienen doble arquería, eso se atribuía a la capacidad de algunos personajes como Flores del Campo”, indicó.
Desde el espacio del comedor, se puede observar los famosos canes, que son ménsulas de piedra que sobresalen de la pared habitualmente para sostener un alero, en este caso un balcón.

Siguiendo los pasos de la familia de Flores del Campo, se muestra también las escaleras de piedra que dirigían a un espacio especial para los arequipeños, las capillas o ermitas donde colocaban a sus imágenes de sus santos patrones.
Palomino da a conocer también a uno de los espacios, donde quedan elementos de la decoración como la hornacina que preserva dibujos originales del siglo XVIII. Ubicado en el segundo piso, explicó que algunas habitaciones contaban con bóvedas y otros hechos de madera.
También se exhibe un comedor en el segundo piso, que guarda artesonados en el techo. “El piso es original, tiene más de 200 años y se ha mantenido y recuperado a través del tiempo”, manifestó.
Ingresando a una de las habitaciones, se puede observar que cuenta con una ventana achaflanada, hornacinas y un espacio similar a la cocina. “Ahora dividido por un arco, pero en la antigüedad estaría separado por un muro. Probablemente, era la habitación de la servidumbre por sus dimensiones y la proximidad a la cocina”, relató.




Asimismo, en uno de los aposentos de la familia más importante, manifestó que se cuenta con un artesonado, pero también se evidencia que pudo tener bóvedas. Desde la parte superior de la casona, se puede observar la fachada de la iglesia de la Compañía de Jesús.

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