Los cementerios estuvieron repletos por la festividad de Todos los Santos y el Día de los Difuntos. Esto generó la reactivación de la economía de vendedores de flores, vivanderas, restaurantes turísticos y hasta los músicos, que no descansaron en los cementerios pues a cada paso en los pabellones eran requeridos para interpretar las canciones que en vida bailaron nuestros seres queridos.
“Hemos vendido 500 platos de carnero y chancho a la caja china, las ventas están muy buenas”, dijo César Vivas que es el chef, encargado de la preparación de las carnes, por cuyo olor eran atraídos los comensales por Paseo La Breña en afueras del cementerio de Huancayo. Los platos se vendían desde 35 soles.
La vivandera Ana María Cárdenas cocinó cuy dorado y chicharrón colorado que se acercaban a degustar las familias luego de salir del cementerio. Ella era parte de la feria ce comidas típicas que reunió a 26 cocineras.
Las flores también salieron como pan caliente, pese a que los precios se dispararon hasta S/30 soles por docena (rosas y gladiolos) y había competencia del comercio ambulatorio, Laura Pérez dijo que hubo buen negocio. En el jirón Cajamarca, Nueva Esperanza, el pasaje Ramiro Prialé fueron los centros de abastos mas visitados, para comprar flores.
Las mazamorras
En la feria del jirón Grau en el distrito de El Tambo, las comerciantes rayaron con sus tradicionales mazamorras de caya, chuño, calabaza, tocosh y maíz llipta, que eran requeridas también paras las mesas de ofrenda para los difuntos.
Música
En el cementerio de Palián y Umuto, los músicos denominados, “Los Clavitos y sus cheleros”, la hicieron linda con los homenajes a los difuntos. Las familias pedían folclor huanca, como santiagos, huaylarsh y mulizas, comentó Dany Cueva.
Las cocheras, también eran muy requeridas por la familias que llegaban en su vehículo propio y requerían un lugar donde estacionar. El costo era de 3 soles la hora y las motos por dos soles. En cementerios como Palián había incluso servicio de cochera para las familias que concurren en vehículo propio.
No obstante, la congestión vehicular era un problema fuera de los cementerios, hecho que motivo el reclamo de los transportistas y conductores particulares, ya que generaba largo tiempo de espera y cuadros de estrés en las personas, que acudieron a los camposantos para recordar a sus seres queridos.





