A tres años de iniciada la gestión municipal, los distritos de la región Junín siguen mostrando un preocupante retraso en la ejecución de sus proyectos de inversión. Según datos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), 23 municipios distritales de la región no superan el 30% de avance en sus obras, pese a manejar presupuestos que oscilan entre 1 millón y 11 millones de soles. Esto evidencia serias deficiencias en planificación, supervisión y liderazgo, dejando gran parte de los recursos públicos sin transformarse en obras concretas para la población.
Análisis
El consultor en gestión pública, Julio César Roncal, calificó la situación como “alarmante” y advirtió que estas cifras reflejan problemas estructurales en la gestión municipal. “No estamos hablando de un año para aprender, sino de un año para mostrar resultados. Sin embargo, muchas municipalidades siguen sin superar el 30% de ejecución en sus proyectos de inversión”, manifestó.
Muquiyauyo (2.4%), Huamancaca Chico (7.3%) y Andamarca (7.4%) figuran entre los distritos con peor ejecución, evidenciando que gran parte del presupuesto aún no se pone en marcha. Por ejemplo, Huamancaca Chico cuenta con un presupuesto de 10 762 638 soles, pero solo ejecutó el 7.3%.
Otros distritos como Masma (10.4%), Heroínas Toledo (11.1%) y San Jerónimo de Tunán (13.4%) tampoco logran avances significativos, mientras que Ulcumayo (13.7%), Tunanmarca (14.1%) y Huachac (16.1%) presentan una ejecución moderada, aún insuficiente para cubrir las necesidades de la población. “La ejecución presupuestal no es un trámite, es la capacidad de convertir dinero público en obras reales, en resultados”, precisó.
Los distritos con mejor desempeño son Santa Rosa de Ocopa (27.1%), Chongos Bajo (28.9%) y Santa Rosa de Sacco (29.8%), aunque aún falta mejorar.
Según Roncal, la baja ejecución se explica por expedientes técnicos incompletos u observados, que retrasan los procesos; falta de coordinación y liderazgo interno, con áreas como gerencia municipal, obras y logística trabajando por separado; procesos de contratación deficientes, con comités poco capacitados y concursos desiertos; supervisión débil, a cargo de profesionales sin especialización; y una fragmentación del presupuesto que dispersa recursos en múltiples proyectos menores en vez de enfocarlos en los más prioritarios. “Los vecinos no quieren explicaciones ni promesas, quieren obras terminadas. Esto solo se logra con planificación, liderazgo y trabajo en equipo”, finalizó.





