En un acto de amor y compromiso que trasciende generaciones, la Hermandad Femenina del Señor de Luren continúa brindando alimento, cariño y esperanza a más de 80 niños de escasos recursos en Ica, a través de su histórico comedor parroquial.
Amor solidario
Fundado hace 38 años por doña Helena Sierra Alta de Arnao, esta obra nació con el propósito de atender a los menores más necesitados y hoy se ha convertido en un símbolo de servicio solidario y fe cristiana.
El comedor, ubicado en el entorno del santuario del Señor de Luren, atiende a pequeños de entre 4 y 13 años que provienen de familias vulnerables y estudian en colegios nacionales cercanos. La selección de los beneficiarios se realiza en coordinación con los directores de las instituciones educativas, quienes remiten los casos más urgentes.
El padre Antonio Solórzano, asesor espiritual de la hermandad, resaltó la importancia de mantener viva esta obra. “Aquí no solo se brinda comida, se da amor, valores y un espacio donde los niños se sienten cuidados. En fechas especiales como Navidad, Semana Santa o Fiestas Patrias, celebramos con ellos para que recuerden que no están solos”, comentó el sacerdote.
Además de la alimentación diaria, la hermandad se preocupa por los pequeños detalles que marcan la diferencia. Cada cumpleaños es celebrado con dulces, juegos y regalos simbólicos, gestos que, aunque modestos, representan alegría y dignidad para los niños. En ocasiones, también se brinda apoyo con ropa, calzado o atención médica básica a quienes más lo necesitan.
Con el objetivo de sostener la obra, las integrantes han anunciado nuevas actividades solidarias en el marco de las festividades del Señor de Luren. Desde el 9 de octubre, durante las novenas, ofrecerán platos típicos como el tradicional conche iqueño, además de organizar una gran tómbola y la venta de artículos conmemorativos, cuyos ingresos serán destinados íntegramente al comedor.
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