No todos los años se cumplen 70, y además 55 de carrera artística, por eso, Esther Dávila Cossío, Bartola para el mundo, ha decidido celebrarlo a lo grande. La destacada intérprete, Personalidad Meritoria de la Cultura alista para el miércoles 17 de septiembre en el Gran Teatro Nacional un espectáculo al que ha denominado: “Bartola 70 años… De Lujo”.
“Cuando hago un recuento de todo lo vivido, de todo lo que he pasado, son recuerdos muy fuertes. Hoy, que uno ya está en cierta posición, con ciertos años, la madurez te ayuda a tener una visión mejor de la vida, con más paciencia y sin tanta jarana. Hago una retrospectiva y veo que mi carrera y mi vida, tuvo sus alzas y bajas, pero fue muy intensa”, dice la artista.
Eres una prueba palpable de que la carrera artística es de resistencia, de mucho trabajo para tener vigencia. Como diría Nicomedes Santa Cruz, una carrera cuesta sangre, sudor y lágrimas, mantenerse es lo más difícil. La vida me ha permitido que en estos 55 años como artista no vaya retrocediendo, sino escalando un poquito más. Pese a los 70 que tengo sé que estoy en un momento de gran expectativa, acabó de recibir un diploma de reconocimiento que me envió la Academia del Grammy.
Recibir ese reconocimiento por haber participado del disco de Tony y Mimy Succar reafirma que sigues manejando bien tu carrera. A veces la gente piensa que la que trabaja perfil bajo no está trabajando, y yo siempre lo hago, como hormiguita, Eso de subir de un momento a otro y quedarte ahí, o retrocediendo, nunca fue para mí, mi carrera ha sido pasito a paso. Mi madre siempre me decía: las cosas se ganan, llega a lo máximo pero poco a poco, nunca de porrazo. Yo creo que en 55 años de vida artística he vivido todo lo que tenía que vivir, todo lo que en mi camino ya estaba marcado.
¿Y qué referente tenías cuando empezaste en la carrera artística? Mi referente musical como intérprete y cantante fue la gran Eloísa Angulo, pero mi referente como artista completísima, era Edith Barr. Cuando la veía llegar como una diosa, con sus abrigos de piel, con unos trajes espectaculares a La Casa de Edith, donde yo trabajaba, me quedaba impresionada. Era todo lo que tú querías ser.

Y hablando de artistas que marcaron una época, si bien hay talento joven en el género criollo no vemos cantantes que estén dejando huella. Casi todas las cantantes que empezamos en una época alcanzamos a marcar un estilo que nos identifica hasta ahora. Hay actualmente chicas y chicos que cantan muy bonito, pero siempre tienen el estilo, o de Eva, de Lucía, de Manuel Donayre, pero todavía no alcanzan esos estilos propios. Hace poco le pregunté al maestro Óscar Cavero, cómo hacemos para impulsar a los nuevos talentos y él me respondió: el día que dejen de tener esos vicios de estar imitando o copiando, ese día vamos a tener nuevas estrellas, porque sí hay muy buenas voces.
¿Y además del talento que importante es la disciplina en el arte? Cuando tengo momentos para reflexionar con los jóvenes en el programa Una y Mil Voces, les decimos: está bien que trabajes en un centro musical pero anda, trabaja y retírate, no te quedes hasta el final, que la gente quiera verte. La imagen de un artista debe cuidarse siempre, es lo que más debemos preservar.
¿Y no le has puesto límite a tu carrera? No, yo sí voy a seguir cantando, tengo las ganas, la música para mí es mi medicina más importante, de verdad es todo lo que Dios me ha dado y tengo una gratitud infinita por este don maravilloso. Lo que ya no pienso hacer es cantar en teatros grandes, no pienso seguir angustiándome porque a veces es mucha la inversión y a veces sale con la justas.
¿Qué esperamos del show en el Gran Teatro Nacional? El show va a tener un poquito de ese recorrido musical que representan mis 55 años de vida. Además de la música criolla, voy a cantar boleros, tangos, voy a hacer salsa, un poquito de todo. Voy a contar mi historia de cuando escuchaba en mi casa a la Sonora Matancera. Voy a divertirme.