La coctelería limeña vivió una transformación profunda tras la pandemia. Lo que antes prosperaba en los restaurantes ahora florece en un paisaje vibrante de bares dedicados exclusivamente a la coctelería. Reconociendo el poder de la unión, varios de los mejores bares de la ciudad se han unido bajo el nombre de Peru Bar Movement. Su misión es clara: potenciar la escena local, fomentar un espíritu de comunidad y buscar el reconocimiento internacional de la coctelería peruana.
Este colectivo refleja la diversidad de la industria de bares en Lima. Además, muchas marcas de destilados y mezcladores peruanos se han sumado a la iniciativa, fortaleciendo su identidad, que está profundamente enraizada en la riqueza cultural del país.
HOTEL B. Convertido en un hotel Relais & Châteaux, esta residencia privada en el corazón de Barranco cuenta con 20 habitaciones. Sus dos bares, bajo la dirección de Axel Romero Ramos, fusionan lo clásico y lo creativo con destilados peruanos e internacionales. Un ejemplo es el cóctel Macambo, que incorpora este producto amazónico —relacionado con el cacao—, Jack Daniel’s, flor de saúco y un rugoso limón amazónico. Una bebida perfecta para disfrutar mientras se lee en el bar principal.
SAYANI. Ubicado en una casa de estilo inglés en Miraflores, este bar conecta cada espacio y cada trago con el Perú. Su bartender y cofundador, Frank Alvarado, elabora cócteles con insumos locales. El Lagos de Altura se inspira en lagos andinos como el Titicaca y lleva ginebra infusionada con botánicos locales, durazno, americano y tónica de flor de saúco, decorado con cushuro, un alga rica en proteínas y minerales. El Moche rinde homenaje a la cultura del norte peruano con ron, coñac, loche, licor de ají mochero y miel. Sintiendo la cultura peruana en cada sorbo.
BIJOU. Pequeño pero encantador, un espacio íntimo para 20 personas, cuyo nombre proviene del famoso cóctel. John Rojas, su dueño y bartender, renueva el menú cada año. La última carta está inspirada en la Señora de Cao, una momia moche hallada en Trujillo, y sus cócteles son elegantes y espirituosos. El Negroni de Higo logra un balance perfecto entre dulzura y amargor, mientras que el Moradita —inspirado en el chilcano— reemplaza la ginger ale por chicha morada y se termina con tónica seca para equilibrar.
BOOZE BAR. En pleno corazón de Miraflores, Gerson Arteaga lidera un espacio moderno donde los cócteles creativos son los protagonistas. El wayakade Eregatona—que en japonés significa “refrescante y elegante”— combina sake, sandía y prosecco en una mezcla vibrante. Aquí, los clásicos se reinventan con un giro contemporáneo.
Casa Jaguar. Ubicado en la cima de un edificio clásico en Miraflores, este bar es sinónimo de celebración. José Valencia sirve cócteles divertidos en un ambiente animado por la música. Flamingos llega en un flotador de flamenco, con gin y Mr. Perkins Pink Soda, elaborada con toronjas rosadas orgánicas del Perú. Bee Fashioned, una versión tropical del Old Fashioned, lleva whiskeys infusionados en cera de abeja, amaretto y plátano deshidratado. Aquí, la fiesta nunca se detiene.
Casa Tambo. Una casona colonial en el Centro Histórico convertida en un vibrante centro gastronómico. Cuenta con dos bares: el Bar de Lima, clásico y elegante, y una amplia barra junto al patio interior, decorada con botellas de pisco. El programa de bebidas está a cargo de Marcos Blas. El Brick Cocktail es un sour tropical con pisco, ron guatemalteco, guayaba rosada, maracuyá y un simpático patito de goma flotando. Tradición y modernidad se encuentran en esta joya colonial.
Luna Roja
En una antigua casa de Barranco, este místico lugar propone un viaje espiritual a través de la coctelería. Bajo la dirección de Luis Castro, crean experiencias únicas como Tarot, un sour herbal con Jack Daniel’s Apple, amaro, bitter, maracuyá y limón, coronado con una burbuja cítrica que estalla revelando tu destino.





