Francia vivió este miércoles una nueva jornada de tensión con bloqueos, enfrentamientos y cientos de detenidos en las manifestaciones contra los ajustes presupuestarios del Gobierno.
El ministro del Interior, Bruno Retailleau, informó que hasta media mañana se habían producido cerca de 200 detenciones durante las operaciones policiales para impedir unos 50 bloqueos, principalmente en autopistas e infraestructuras de transporte.
Retailleau denunció que las protestas fueron “distorsionadas” por la extrema izquierda. “Se han constatado acciones dirigidas por grupúsculos encapuchados con el ADN de la ultraizquierda”, señaló en conferencia de prensa. El ministro, miembro del partido conservador Los Republicanos (LR), subrayó que “en Francia existe el derecho a manifestarse, pero a condición de respetar la ley”.
El titular del Interior indicó que impartió “consignas de gran firmeza y reactividad” a los 80.000 policías y gendarmes desplegados en todo el país, con la orden de “no permitir ningún bloqueo”.
Entre las acciones violentas registradas destacó el sabotaje de cables que obligó a suspender el tráfico ferroviario entre Toulouse y Auch. Además, las fuerzas de seguridad intervinieron en autopistas y circunvalaciones de grandes ciudades como París, Lyon, Marsella y Rennes, donde se produjeron enfrentamientos con los manifestantes.
Retailleau también advirtió que durante las marchas convocadas para la tarde podrían infiltrarse grupos violentos. “Las fuerzas del orden intervendrán para detener a los autores y presentarlos ante la Justicia”, aseguró.
La protesta, nacida en redes sociales bajo el lema “bloqueemos todo”, fue luego respaldada por sindicatos y partidos de la izquierda radical, en particular La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon. El motivo central es el rechazo al plan de ajuste del Gobierno saliente, que prevé recortes de casi 44.000 millones de euros en el presupuesto 2026.