El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, anunció este domingo el reconocimiento formal del Estado de Palestina, en lo que calificó como un paso histórico destinado a “revivir la esperanza de la paz” en Medio Oriente.
“Ante el creciente horror en Oriente Medio, actuamos para mantener viva la posibilidad de la paz y una solución de dos Estados. Esto significa un Israel seguro y protegido junto a un Estado palestino viable”, afirmó Starmer en un mensaje grabado difundido en redes sociales.
El mandatario subrayó que este reconocimiento no es una “recompensa” al grupo islamista Hamás, como han sostenido el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente estadounidense, Donald Trump. Asimismo, adelantó que se aplicarán nuevas sanciones contra miembros de la organización en las próximas semanas.
Starmer recordó que hace más de 75 años el Reino Unido reconoció a Israel “como patria del pueblo judío” y que ahora se une a más de 150 países que también han reconocido al Estado palestino.
En paralelo, el Gobierno de Canadá, liderado por el primer ministro Mark Carney, confirmó la misma decisión. Carney argumentó que la medida responde a la política israelí de expansión de asentamientos en Cisjordania y a la invasión de Gaza, que calificó como generadora de “una hambruna devastadora y evitable en violación del derecho internacional”.
Australia también se sumó a este esfuerzo internacional. El primer ministro Anthony Albanese, acompañado por la ministra de Exteriores Penny Wong, afirmó en un comunicado que el reconocimiento refleja “el compromiso de Australia con una solución de dos Estados, el único camino hacia la paz y la seguridad duraderas para israelíes y palestinos”.
Albanese recalcó además que Hamás “no debe tener ningún papel en el futuro de Palestina” y subrayó que la Autoridad Palestina, presidida por Mahmud Abás, reconoce el derecho de Israel a existir.
Las tres naciones enmarcaron esta decisión como parte de una estrategia diplomática coordinada junto a Francia y Portugal, con el objetivo de generar un nuevo impulso para una solución política al conflicto en Medio Oriente.