República Dominicana enfrenta una nueva tragedia que ha conmocionado a la sociedad. Cuatro niños murieron este fin de semana en dos hechos separados, ambos atribuidos a sus propios padres, según confirmó la Policía Nacional.
En el primer caso, Pennsylvania Jiménez Valdez habría mezclado veneno con jugo y se lo dio a sus tres hijos de 11, 9 y 7 años, antes de ingerirlo ella misma en su vivienda en Santo Domingo Este. Los menores y la mujer fueron hallados sin vida, mientras las autoridades realizan autopsias y análisis toxicológicos para determinar la sustancia utilizada.
Junto a los cuerpos se encontró una nota manuscrita atribuida a Jiménez Valdez en la que pedía perdón: “Era mucho para mí sola. No podía dejar a mis hijos en este mundo tan cruel”. José Arami Cabrera, padre de los niños, expresó su sorpresa y dolor: “Todavía no creo que ella hiciera eso, era muy cariñosa con sus hijos”.
Horas antes, en otra barriada de Santo Domingo, la policía arrestó a Dionys Zabala Reyes, sospechoso de asfixiar a su hijo de un año y ocho meses. Según familiares, el detenido había mostrado un comportamiento inusual en los días previos al crimen.
La ministra del Interior, Faride Raful, lamentó los hechos y señaló que reflejan una crisis de salud mental: “El Estado tiene una gran deuda social para mejorar la atención en esta área. Necesitamos más recursos, más tecnología y más personal para prevenir tragedias como estas”.
Los recientes sucesos se suman a otros dos casos ocurridos en agosto, que elevan a cuatro los infanticidios registrados en el país en lo que va del mes. República Dominicana mantiene una tasa de homicidios de 8,20 por cada 100.000 habitantes en lo que va del año.