El próximo año tendremos el retorno del Senado, una cámara reflexiva que tendrá la gran responsabilidad de debatir y cristalizar los proyectos de ley aprobados por los diputados. Pero, poco sabemos de su funcionamiento por la falta de reglamentación: tampoco conocemos cómo se manejará su votación para aprobar o rechazar los pedidos congresales. ¿Es una estrategia política o una responsabilidad no asumida?
Como bien lo ha intuido el periodista Martín Hidalgo, hay vacíos cubiertos por el desconocimiento y las preguntas no resueltas. Por ejemplo, refiere, la valla de votos para aceptar, cambiar o archivar un proyecto aprobado por la Cámara de Diputados. Al no tener un Senado, sería fundamental que la Comisión de Constitución del Congreso despeje todas las dudas en este campo. ¿Cómo votamos si no entendemos las reglas?
Como ciudadano, me interesa informarme sobre la Cámara de Senadores: ¿el puesto es irrenunciable?, ¿sus miembros pueden cambiar de bancadas?, ¿para qué casos se requiere de una mayoría calificada?, ¿abordará la vacancia presidencial por incapacidad moral? Y podemos continuar con las inquietudes, que espero sean resueltas antes de las elecciones del próximo año.
La próxima legislatura estará cargada de tinte electoral, por lo que el grupo congresal que se hará cargo de la Comisión de Constitución tiene la obligación de acoger y analizar los dictámenes multipartidarios que busquen reglamentar el funcionamiento del Senado. A nueve meses de los sufragios, queremos saber quiénes pueden encajar en la nueva cámara reflexiva.