Por tercera vez consecutiva, Fuerza Popular se asociará con Vladimir Cerrón y Perú Libre en la Mesa Directiva del Congreso. Por tercera vez, un error político garrafal es defendido y aprobado por supuestos intereses nacionales, pero que en realidad solo tiene que ver con la administración de cuotas de poder y negociados políticos de baja estofa. No es, sin embargo, un yerro que deba pasar desapercibido.

La lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, ha cometido tantos errores que, a estas alturas, está plenamente justificado que no haya llegado al poder.

El más grave, su sabotaje al régimen de Pedro Pablo Kuczynski, que terminó colocando a Martín Vizcarra en el poder, sociedad que ahora ambos bandos niegan pero que evidentemente sostuvieron para derrotar a quien consideraron un opositor común.

Sobra decir que su postura en contra de un indulto a Alberto Fujimori, por conveniencia política, fue también una decisión garrafal, indigna y funesta, lo que hizo que se llegara a distanciar con su hermano Kenji.

¿Es su alianza congresal con el cerronismo la tercera falla proverbial de Keiko? Probablemente sí. No es baladí compenetrarse con el partido liderado por un prófugo de la justicia que quiere cambiar la Constitución y perpetrar una dictadura abyecta bajo los miserables modelos de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Este error puede costarle a Keiko Fujimori, una vez más, una elección presidencial en 2026. El gran legado dejado por su padre al transformar el Estado y dejar una Constitución que preserva el modelo económico que mantiene el país a flote, es un aporte institucional que ella no ha sido y, aparentemente, nunca será capaz de superar.