La captura de Erick Moreno Hernández, alias “El Monstruo”, no significa el fin del terror delincuencial porque lo más probable es que haya otro indeseable buscando asumir el control de las extorsiones y los secuestros en Lima.
El recuerdo está palpable cuando se hablaba de la banda del Tren de Aragua, a la que los medios de comunicación le sindicaban todos los atracos, extorsiones, secuestros y trata de personas de Lima. Cuando la policía comenzó a reducir la capacidad de acción de este grupo criminal ocurrió lo inevitable: surgieron otros maleantes apropiándose de su tajada.
Lo mismo ocurrió en Trujillo, en la primera década del 2000, con diversas bandas. Eran los miembros de Los Pulpos quienes encabezaban los actos criminales hasta que fueron cayendo sus cabecillas. La delincuencia no se detuvo y surgieron Los Malditos del Triunfo y La Jauría para continuar con los delitos.
Tras la caída de Moreno Hernández algo similar sucederá en Lima, pues no se puede ocultar la gran cantidad de bandas organizadas que, a sangre y fuego, intentan apropiarse del terreno que dejará este criminal. Y lo peor es que en esta guerra habrá un incremento de víctimas.
Estamos seguros que la policía ya debe tener una estrategia para no permitir que el espacio del criminal en cuestión sea ocupado por otro delincuente y, de esta manera, liberar del pago de cupos a sus incontables víctimas. Si no acontece al menos lo último, entonces de nada habrá valido celebrar que hayan atrapado a este “Monstruo”.