Salvo que decidan fugarse, todo indica que Martín Vizcarra y Betssy Chávez volverán a prisión. Hoy gozan de libertad gracias a fallos del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, pero esa circunstancia no los exime de los graves procesos que enfrentan y que seguramente terminarán en sentencias condenatorias. Más allá de las opiniones divididas, la democracia exige respetar las resoluciones judiciales, aunque no siempre coincidan con el sentido de justicia que reclama la ciudadanía..
El caso de Chávez es particularmente grave. No solo porque fue protagonista del golpe fallido de Pedro Castillo, sino porque ya intentó buscar refugio en la embajada de México. ¿Qué garantía existe de que comparecerá cuando el juez la cita para hoy? Si cualquier ciudadano común hubiera intentado fugarse, difícilmente habría recibido el mismo beneficio.
En el caso de Martín Vizcarra, el Poder Judicial concluyó que no existían elementos de convicción suficientes para justificar la prisión preventiva. El expresidente no perdió la oportunidad de capitalizar la decisión en el terreno político, fiel a su estilo de presentarse como víctima de persecución. Sin embargo, el trasfondo de las acusaciones por corrupción que pesan en su contra no se disuelve con una medida judicial.
La sensación de impunidad queda latente en ambos casos. Chávez y Vizcarra simbolizan, desde distintos ángulos, la profunda crisis de la política peruana: funcionarios que juraron servir al país y terminaron comprometidos en hechos que minan la institucionalidad y la confianza ciudadana.