La historia de Puno está cruzada por sus movimientos sociales de protesta y movilización. Recordamos la gesta heroica, brutalmente reprimida, de Wancho Lima en 1923 y las masivas movilizaciones campesinas de los años 1985 y 1986 por la reestructuración de las Empresas Asociativas de la Reforma Agraria. Con la Federación de Campesinos de Puno a la cabeza, las comunidades campesinas recuperaron alrededor de un millón doscientas mil hectáreas.

Este proceso impidió que Puno se convirtiera, como buscaba Sendero Luminoso, en “otro Ayacucho”, frenando la insania terrorista y la respuesta militarista desde el Estado, evitando miles de víctimas inocentes.

Durante diciembre del 2022 y abril del 2023 miles de campesinos se movilizaron exigiendo se respete su voto que eligió a Pedro Castillo como presidente. La respuesta, nuevamente, fue represión y sordera desde el gobierno de Dina Boluarte, asesinando en Juliaca, en enero del 2023, a 19 peruanos y en todo el país a más de 50 personas.

Puno, de mayoría campesina, quechuas, aimaras, amazónicos, desarrolla un comportamiento colectivo reforzando su demanda por cambios, contra la discriminación y exclusión.

Para las elecciones del 2026 todo el espectro político libra otra “Batalla por Puno”. Phillip Butters, rechazado; Keiko Fujimori y Rafael López Aliaga con presencias furtivas.

Puno ha dicho claramente “Puno es el Perú” y “esta democracia ya no es democracia”. Ratificaremos nuestra decisión de cambio esperando, esta vez sí, ser atendidos en nuestros derechos.

(*) La Batalla por Puno, de José Luis Rénique.