Bien que la abogada Delia Espinoza haya sido suspendida por seis meses de sus funciones de fiscal de la Nación por haberse negado a acatar la disposición de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) de reponer como máxima autoridad de su institución a la fiscal suprema Patricia Benavides, y dudo que luego de cumplir esta pertinente sanción vaya a volver al Ministerio Público, pues en los pocos meses que lleva en el cargo ha hecho los “méritos” suficientes como para ser enviada a su casa de manera definitiva.
Desde que asumió el más alto cargo en su institución, la señora Espinoza pasó a creerse la dueña absoluta del Ministerio Público, al extremo de suponer que era posible desconocer disposiciones de la JNJ, del Tribunal Constitucional y de la Corte Suprema, simplemente porque contaba con el apoyo de ciertos personajes políticos, abogados y medios de prensa afines a la ideología que guiaba sus acciones supuestamente basadas en el derecho. Finalmente todo esto le ha pasado una gran factura.
Sin embargo, si damos por hecho que a partir de hoy la señora Espinoza no se atrincherará en su despacho, no prenderá velas para ahuyentar malos espíritus y aceptará irse a su casa como lo dispone la JNJ, nos encontramos ante un problema: ninguno de los fiscales supremos que están en funciones son idóneos para asumir de manera interina las responsabilidades de fiscal de la Nación, lo que demuestra la grave crisis por la que atraviesa la entidad que debería perseguir al delito con la Constitución y la ley en la mano.
Ayer ha asumido Pablo Sánchez como fiscal de la Nación interino por ser el de mayor edad. Sin embargo, es el más descalificado de todos al ser el responsable de haber puesto al Ministerio Público en manos de una ONG que hoy es parte del problema. Detrás vienen Zoraida Ávalos, Carlos Villena, Tomás Gálvez y Patricia Benavides, uno más cuestionado que el otro. Es por eso que una y otra vez he señalado que la reforma de la institución debe comenzar por la renovación total de la Junta de Fiscales Supremos.
Sin duda, el aire que se respire a partir de hoy en el sistema de justicia peruano no estará tan cargado por la presencia de la fiscal Espinoza y sus líos con medio mundo, no obstante, es necesario ir pensando en los cambios a fondo que requiere el Ministerio Público, donde aún vemos a Rafael Vela, José Domingo Pérez, Marita Barreto y a muchos de esos a los que les gusta liberar asesinos, ladrones y extorsionadores. La lucha contra el delito necesita profesionales idóneos y alejados de la política. Si no es así, seguiremos como hasta hoy.