La vida adulta y otras responsabilidades me han alejado un poco de esta esquina de libros, pero me quiero redimir con la recomendación de algunas lecturas que han quebrado esa quietud diaria que nos suele atrapar con fiereza. Hay tres publicaciones que nacen de la obsesión que tienen los escritores por otras obras literarias o por sus colegas. “Marea alta” (Tusquets) de Fernando Ampuero reúne sus crónicas, ensayos y artículos publicados en periódicos y revistas y que conforman una especie de antología de la prosa de no ficción del escritor. Una joya de anécdotas, perfiles y reflexiones de los maestros —Chéjov, Rulfo, Hemingway— que marcaron a Ampuero y de sus contemporáneos —Ribeyro, Cisneros, Bryce—. Otro libro surgido de esa orilla es “E-mails con Roberto Bolaño” (Seix Barral) de J. J. Maldonado, un conjunto de cuentos-parodias sobre otros escritores y de sí mismo que, con juegos metaliterarios y mucha irreverencia bolañesca, se inclinan por el humor. La pelea imaginaria de un poeta peruano con el enojado fantasma de Julio Cortázar, mientras se insultan en glíglico, es muy graciosa. El primer cuento sobre Enrique Vila-Matas es el más logrado. El otro libro que solo pudo haber surgido de una profunda cercanía y admiración por una obra y su autor es “Tan pálido, tan triste” (Revuelta) de Omar Guerrero. Con los recursos de la ficción, el escritor presenta una novela sobre la biografía de Carlos Oquendo de Amat, el poeta puneño que murió a los 30 años de tuberculosis y que dejó como legado el magnífico “5 metros de poesía”. Si buscan una novela con calle tienen a “Última salida de Palomino” (Narrar) de Diego Lazarte, una vorágine de personajes y situaciones salidos de las noticias más insólitas de los diarios chichas y la cultura popular, con una prosa que deja en evidencia el trabajo del lenguaje del autor como poeta y una apuesta por el humor en medio de realidades hostiles, una de las mejores defensas de los peruanos: reírse. Termino con dos libros potentes. “La ideología del amor” (Gambirazio Ediciones) de Grecia Delta, una novela sobre la libertad, el redescubrimiento personal y una reflexión sobre el amor propio. Y “Sangre de mi sangre” (Trropkiato Ejérrcito Editorrial) de Natalia Ortiz, periodista que recoge las historias de pacientes con cáncer —la mayoría niños— contadas desde sus madres, un testimonio valioso y notable sobre el duelo, la resistencia y el amor.

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