Qué vergüenza ver por la televisión a los turistas varados sin poder visitar Machu Picchu por un lío casero de dos empresas que brindan la movilidad a la ciudadela inca. La imagen del país en el exterior queda por los suelos, desperdiciando la oportunidad de vender lo nuestro y recuperar la cantidad de visitantes que teníamos antes de la pandemia. No puede ser que seamos los propios peruanos quienes nos metamos cabe.
El año pasado, cerca de 3 millones de turistas internacionales arribaron a nuestra maravilla del mundo, lo que representa un crecimiento por encima del 30 % con relación al 2023. En total, la recuperación del turismo superó el 70 % a comparación del porcentaje prepandemia de 2019, según la información del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo. Es decir, habíamos superado la enfermedad y apuntábamos al despunte. Pero…El turismo en Cusco enfrenta problemas desde hace años, siempre por un tema logístico (boletos y transporte), lo que por lo general conlleva a un paro ciudadano y al bloqueo de las vías. Esto último no entenderé nunca. Es tirarse piedras entre nosotros sin importar que la recuperación puede ser más lenta. Uno puede googlear Machu Picchu y lo primero que sale es el abandono de los turistas.
En fin, podemos unirnos para recuperar la imagen de nuestro más bello recuerdo arqueológico, sin duda. Pero, afuera queda el reflejo nefasto de cómo tratamos a nuestros turistas, y si le sumamos la inseguridad ciudadana, entonces estamos rumbo el despeñadero. Más que perder el título de maravilla del mundo, a Machu Picchu se le está dando una muerte lenta, lo que nos costará revivirla por encima de los intereses personales y empresariales.