Los ciudadanos del sur andino peruano, esos a los que cada cinco años les gusta votar mayoritariamente por radicales de izquierda tanto para la Presidencia como el Congreso, deberían echar a una mirada a la cercana Bolivia, que luego de casi 20 años en manos de los “revolucionarios” Evo Morales y Luis Arce, se apresta a elegir a un candidato de derecha en las próximas elecciones generales convocadas para el próximo 17 de agosto, con una posible segunda vuelta en octubre.

Puneños, cusqueños, arequipeños y moqueguanos deberían saber que miles de bolivianos compran soles por la fortaleza de nuestra moneda y todos los días pasan masivamente a territorio peruano para hacer negocios y abastecerse de productos de primera necesidad, mientras su país languidece y se va al abismo a pesar de las descomunales reservas de gas natural que posee, pero que no han sabido aprovechar por su rechazo ideológico a la inversión privada que se requiere para los trabajos de exploración.

Hoy los candidatos favoritos no son los herederos del impresentable de Evo Morales ni del fracasado presidente Arce. Tampoco ninguno que elogie a las dictaduras de Venezuela o Cuba. A casi un mes de las elecciones generales, los de mayor aceptación son el exitoso empresario Samuel Doria Medina, quien hace 30 años fuera víctima de un cruel secuestro por parte del MRTA, que lo liberó luego de un pago de casi millón y medio de dólares; y el curtido político de derecha Jorge “Tuto” Quiroga.

El cambio de Constitución para que el Estado meta la mano en la economía y asegurar las eternas reelecciones de tiranos y aprendices de tirano, ha fracasado largamente en el altiplano, que se alista a dar un giro hacia la derecha. El “modelo boliviano”, ese que buscaban aplicar en el Perú varios izquierdistas hasta que el sueño socialista se transformó en pesadilla en el vecino país y tuvieron que quedarse callados, no ha servido para nada que no sea empobrecer más a la gente.

Esto no es cuento ni subjetividad. Vean con sus propios ojos lo que pasa en Bolivia, lo tienen muy cerca de ustedes. No darse cuenta del fracaso de casi 20 años de gobiernos de izquierda, es estar ciegos por razones ideológicas que se quedaron ancladas en los años 60 y 70 del siglo pasado. Los bolivianos no quieren “revolución” ni “antimperialismo” ni “lucha de clases”. Están cansados de eso. Buscan un país estable donde haya democracia, estabilidad, inversión, trabajo y mejores condiciones de vida.