Si el presidente encargado José Jerí quiere evitar que el rechazo ciudadano haga peligrar su permanencia en Palacio de Gobierno en momentos turbulentos como los actuales, debería alejarse, en el acto, de gente cuestionada como la mandamás de Somos Perú, Patricia Li Sotelo, quien arrastra una sentencia judicial y el pasivo de haberse beneficiado –aunque no sea ilegal– con sueldo, gratificaciones y CTS de los fondos que otorga el Estado a los partidos políticos para capacitación, operatividad y formación de cuadros.

La sola presencia de esta señora tan cuestionada en el entorno del jefe de Estado, puede ser muy nociva para la estabilidad del país. Así como el presidente Jerí debe alejarse de los miembros del Congreso de impresentables que lo llevaron a su actual responsabilidad, y de los ministros de la vacada Dina Boluarte, igual debería hacer con todo lo que tenga que ver con Somos Perú, la agrupación política que intentó colocar en Palacio de Gobierno a Daniel Salaverry y a Martín Vizcarra a una curul. No lo olviden.

Ayer, a través de un video exhibido en redes sociales, Nora Bonifaz Carmona, una de las fundadoras de Somos Perú junto con el recordado exalcalde limeño Alberto Andrade Carmona, se ha referido en los peores términos a Li Sotelo, quien según sus palabras sería la “titiritera” del actual mandatario que la considera casi una “madre”. Sería nefasto que esta señora esté proponiendo nombres para un eventual gabinete o metiendo la mano en asuntos relacionados a la conducción del país.

Resulta también extraño que en las últimos horas, en las actividades oficiales realizadas por el mandatario en Villa María del Triunfo y el penal Castro Castro, se haya visto a su lado a la congresista Ana Zegarra, también de Somos Perú, quien desde que tomó el cargo este año en condición de accesitaria, se ha hecho conocida por los dudosos antecedentes judiciales que arrastra. Ella es hoy la vocera de su bancada. ¿Qué suma esa presencia? Absolutamente nada.

El presidente Jerí debería darse cuenta que es un mandatario sumamente débil, al extremo que hasta el momento no ha logrado armar un gabinete ministerial, y que por lo tanto no puede darse el lujo de aparecer al lado que gente más bien le restan. Por ahora es un hombre de Estado, así que las amistades, arreglos, compromisos y chanchullos partidarios deben quedar de lado en momentos cruciales para un país con ciudadanos ávidos de autoridades responsables y comprometidas.