El Perú ganó el “Mundial de Desayunos”, organizado por el streamer español Ibai Llanos, y políticos de diversas vertientes, así como autoridades, incluida la presidenta Dina Boluarte, lo celebraron como si se tratara de un triunfo nacional. Está bien, hay motivo para celebrar, pero mientras ellos aplauden lo anecdótico, la cruda realidad del país es más que un concurso de likes.
Sigamos con los desayunos y una buena alimentación. El gobierno de Dina Boluarte va a ser el único que podrá jactarse de haber cerrado no uno si no dos programas de alimentación escolar: Qali Warma y Wasi Mikuna, ambos por corrupción.
Además, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 43.1 % de niños menores de tres años sufre anemia. En zonas rurales, la cifra supera el 50 %.
La desnutrición crónica infantil llega al 11.5 %. Y más de 9,7 millones de peruanos viven en situación de pobreza, 1,9 millones en pobreza extrema. La línea de pobreza está en S/446 mensuales por persona, pero la canasta básica para una familia bordea los S/1,800. Millones de peruanos no saben lo que es desayunar.
El país necesita cosas qué celebrar y lo apoyamos, pero también urgen políticas públicas que permitan garantizar que todos los niños coman bien, todos los días. Y que las familias tengan ingresos reales, no solo aplausos simbólicos.