Está previsto que hoy sesione la Comisión de Ética del Congreso para ver dos casos que llenan de vergüenza a todos los peruanos: el de la congresista Lucinda Vásquez, célebre porque uno de los trabajadores de su despacho que cobra un sueldo que le pagamos los peruanos le corta las uñas; y el de Kira Alcarraz, la que amenazó de muerte a una periodista que le preguntaba por el puesto de trabajo que había dado en el Estado a la pareja de su hijo.

Si este grupo de trabajo de algo sirve y no está dispuesto a seguir riéndose en la cara de los peruanos como tantas otras veces, no tendría otra alternativa que recomendar al pleno las más duras sanciones posibles a Vásquez (Juntos por el Perú – Voces del Pueblo – Bloque Magisterial) y Alcarraz (Podemos), que con sus actitudes han contribuido aún más a dejar por los suelos la imagen del Poder Legislativo.

Casos como estos, en estos tiempos previos a una elección, deben servir para mostrarles a los peruanos lo mal que votaron en 2021 y lo fácil que se dejaron engañar por supuestas “luchadoras sociales” –así se promocionan ambas– que resultaron siendo un tremendo fiasco, una tremenda vergüenza.

Poco o nada se puede esperar de un grupo de trabajo presidido por el “niño” Elvis Vergara, quien nadie sabe cómo sigue en funciones a pesar de sus antecedentes, pero algo se tiene que hacer desde el resto de bancadas para permitir que a Vásquez y Alcarraz se les aplique el reglamento tal como corresponde, sin arreglo bajo la mesa de por medio.