Sería bueno que los peruanos vean y tomen nota de quiénes fueron los legisladores que en un primer momento apoyaron el reglamento del nuevo sistema de pensiones que más tarde fue promulgado por el Poder Ejecutivo, y que luego, ante el descontento en las calles y la posibilidad de perder votos para la reelección del próximo año, pusieron cara de asombro e indignación, y ahora han salido a apoyar modificaciones a la norma aprobada y, de paso, el octavo retiro de fondos de los afiliados.

Sea por defender ciertos intereses oscuros, por ignorancia o por dejadez, lo cierto es que la mayoría de este Congreso apoyó el reglamento en cuestión que contemplaba, entre otras cosas, impedir más retiros a través de ley del Parlamento, que los menores de 40 años no puedan disponer del 95,5% de su dinero vía jubilación anticipada, incorporar a los independientes las AFP u ONP e involucrar al Estado en el pago de pensiones mínimas. Hoy da marcha atrás por populismo.

Y veamos un detalles. Ayer que se debatió en la Comisión de Economía el octavo retiro de fondos por parte de los afiliados, que el Ejecutivo ha dicho que apoyaría, todos los integrantes del grupo de trabajo estuvieron –como por arte de magia– de manera presencial, algo que pocas veces o nunca se ha visto desde que está vigente la infame posibilidad de que las sesiones sean virtuales. Claro, todos querían estar presentes y aparecer como los “buenos” y “empáticos” con la gente que quiere plata en su bolsillo.

Estoy seguro que una vez aprobado esto, todos ellos que inicialmente estuvieron a favor de un reglamento lesivo al aportante y al ciudadano, pondrán en sus redes sociales sus fotos con la frase “¡lo logramos!”, con la evidente intención de que la gente se acuerde de ellos al momento de votar en los comicios de abril del próximo año. Así actúan en este Congreso improvisado, populachero, irresponsable y que tiene integrantes obsesionados con la reelección como José Luna, el exdueño de la universidad de tripley Telesup.

Deberíamos estar curados de esta clase de políticos, que solo están para la foto y que se portan según el calor de la calle, especialmente en tiempos de elecciones. No lo hacen por el ciudadano, lo hacen por ellos, para no volver al anonimato y a las penurias económicas en caso de que no sean reelegidos. Está en los peruanos identificarlos y proceder con lo que más les duele: hacerse respetar y darles las espaldas en las urnas para no verlos nunca más en un cargo público.