El pasado lunes se cumplió un año de uno de los hechos más escandalosos cometidos en nuestro continente en las última décadas, pero que con el transcurrir de los meses, lamentablemente, ha pasado a ser “normalizado” con el apoyo de la izquierda latinoamericana que se dice demócrata y defensora de los derechos humanos: el robo de las elecciones presidenciales en Venezuela por la dictadura que ha permitido que Nicolás Maduro se mantenga en el poder a pesar de que el legítimo ganador fue el opositor Edmundo González Urrutia.Inocentemente, algunos pensaron que ante el fracaso del chavismo y, en general, del “socialismo del siglo XXI”, sumado a la contundencia del descontento de los venezolanos frente a la dictadura eterna que los mata de hambre y les ha quitado hasta la libertad de expresarse libremente y reclamar, todo esto mientras el mundo entero miraba lo que sucedía en el país caribeño; la dictadura iba a tener que dar un paso al costado al menos para permitir la llegada de una administración de transición hacia la democracia.
Sin embargo, así nomás, al caballazo, Maduro, Diosdado Cabello, su ministro Vladimir Padrino, su impresentable fiscal Tarek William Saab, y toda la camarilla chavista, voltearon los resultados para que el perdedor aparezca como ganador, y el ganador como el derrotado. Todo fue de la manera más burda y surrealista, casi macondiana. Hubo reclamos en las calles, el mundo entero les dio las espaldas y Venezuela hoy un país paria, un apestado, pero ahí están ellos, celebrando el primer año del fraude.
Y también en el Perú hay celebraciones, pues pese a todo lo descrito y a que en cada esquina de calles de Lima, Arequipa, Huancayo, Piura, Trujillo o Iquitos vemos a venezolanos que –tristemente– tienen que vender caramelos o pedir limosnas con sus hijos en brazos para sobrevivir, acá nuestra izquierda que cree en Maduro y el chavismo tiránico y hambreador, insiste en llevarnos por esa ruta. Sabe que iríamos directamente al fracaso rotundo, pero pide el voto para tal fin.
Ahora en tiempos de elecciones en el Perú todos hablan de democracia, hasta Antauro Humala. Sin embargo, recordemos que Chávez y compañía llegaron al poder por las urnas hace más de 25 años y aún no se van. El cabecilla eterno del chavismo habrá muerto hace 12 años, pero desde ese momento Maduro asumió el mando que no piensa soltar porque sabe que si cae, se va directamente a la cárcel si no logra asilarse en Cuba o Irán. Cuidado con sus aprendices peruanos. En Bolivia tuvieron uno y miren cómo llevo su país al descalabro.