Sería bueno que el gobierno y el Congreso que elijamos a partir del próximo año asuman el compromiso de hacer una reforma y una limpieza a fondo de EsSalud, que se ha convertido en un codiciado botín de los gobiernos de turno mientras su razón de ser, que es la atención médica de los más de 12 millones de asegurados, es un completo desastre que nadie tiene la voluntad de solucionar.
No puede ser que gente que por décadas ha aportado a la seguridad social tenga que esperar semanas y meses para que le den una cita, y ni qué decir de lo que cuesta que a una persona la programen para una operación. Un drama aparte son los servicios de emergencia, donde la “atención” es algo que no se podría desear ni al peor enemigo. Esto ocurre, por ejemplo, en el hospital Edgardo Rebagliati, en Lima.
Y mientras esto sucede, EsSalud es manejada por gente cuestionada que no está ni para administrar una farmacia. A propósito, ¿el actual presidente de la institución, Segundo Acho Mego, ya explicó cómo hizo para pagar las eternas deudas que tenía pendientes con los bancos, las cuales llegaban a 171 mil soles?
Lamentablemente los malos manejos de los millonarios fondos de la institución también se traducen en huelgas y paralizaciones como las que realizan las enfermeras, que afectan aún más a los asegurados.
Es momento de que la salud pública en el Perú sea digna de seres humanos. Plata tienen, pero se necesita una reforma que traiga gente capaz y sobre todo, honesta.