Aunque la presidenta Dina Boluarte es una de las mandatarias con menor aprobación que hemos tenido en nuestro país, según la última encuesta de Datum goza de solo 3% de aceptación, su homólogo colombiano Gustavo Petro es también uno de los más impopulares de la región.
El mandatario del vecino país figura entre los peor valorados de Sudamérica y se ubica en la sexta posición, con un 57.2% de desaprobación y 38.8% de aprobación.
Tales cifras corresponden a un sondeo de opinión realizado el mes pasado, en Colombia, por CB Consultora Opinión Pública.
Petro es blanco de críticas por los pobres resultados de su gestión gubernamental, las denuncias de corrupción contra funcionarios de su régimen, sus constantes viajes y por su discurso habitualmente confrontacional.
En este contexto, y a un año de culminar su mandato, el exguerrillero y hoy jefe de Estado acusó hace unas semanas a la prensa de su país de provocar “el insulto para que maten a la izquierda y no gane las elecciones”, lo cual refleja su mala relación con los medios de comunicación y con gran parte de la opinión pública colombiana.
MANIOBRA
En un acto de clara provocación, el pasado 5 de agosto Petro acusó al Perú de haber “copado” territorio colombiano y violado el Tratado de Río de Janeiro con la creación del distrito Santa Rosa de Loreto, que abarca a la isla Chinería y que, según el gobernante, no ha sido asignada a nuestro país.
Tales afirmaciones merecieron el inmediato rechazo del Gobierno y de todo el pueblo peruano, y fueron el inicio de una serie de incidentes en la frontera común que han creado tensión en la relación de ambos países y malestar en la zona limítrofe.
Entre los incidentes figura el sobrevuelo de una nave colombiana sobre la isla Chinería, el intento de incursión de agentes policiales del país vecino a nuestro territorio y el ingreso irregular de dos ciudadanos colombianos para realizar supuestas labores topográficas.
No obstante, las acusaciones de Petro, en vez de cohesionar a los distintos sectores políticos colombianos, han fracturado más la relación entre el Gobierno y otros sectores políticos.
Las críticas apuntan a que el exguerrillero utiliza un delicado tema de política exterior como herramienta política interna en un contexto de alta tensión social y descontento.
CUESTIONAMIENTOS
Las críticas a Petro por tratar de desconocer la soberanía peruana sobre la isla Chinería provienen de diversos sectores políticos y sociales de Colombia.
Opositores, personalidades, especialistas e instituciones del vecino país han cuestionado a Petro, según declaraciones recogidas por medios informativos o por sus pronunciamientos en redes sociales como X (Twitter).
Las críticas provienen de personalidades colombianas como la excanciller María Luisa Ramírez, el expresidente Andrés Pastrana, la legisladora Yénica Acosta, el excanciller Julio Londoño, el internacionalista Fabián Cárdenas y, entre otros, la periodista María Alejandra Trujillo.
La excanciller Luisa Ramírez (2018-2022) sostuvo: “No hay ningún problema con Perú, esto es una maniobra política. Eso no es soberanía. Es espectáculo”.
María Alejandra Trujillo aseveró que es lamentable que Gustavo Petro utilice su cuenta en la red social X para anunciar temas tan delicados acerca de la soberanía nacional de su país.
ERRÁTICO
Laura Gil, exvicecanciller y actual secretaria general adjunta de la OEA, criticó implícitamente el manejo de Petro al usar una red social para emitir una nota de protesta, lo que calificó como un enfoque poco profesional.
Cuestionó la controversia generada y dijo que debería resolverse mediante el diálogo diplomático y no mediante pronunciamientos públicos que escalen tensiones.
Por su parte, María Fernanda Cabal, senadora del Centro Democrático, señaló que las afirmaciones del mandatario de su país son “una farsa para desviar la atención de los escándalos de corrupción” en su gobierno.
“No hay ninguna invasión peruana; la isla es de Perú, según tratados internacionales. Petro miente para polarizar”, advirtió.
De acuerdo con el Consejo Colombiano de Relaciones Internacionales (CORI), organización que agrupa a expertos en relaciones internacionales y política exterior, las declaraciones de Petro forman parte de un “manejo diplomático errático”.
Según la organización, Santa Rosa es históricamente parte del Perú y la controversia refleja la falta de una política de fronteras moderna.
CORI también consideró que las acusaciones del mandatario colombiano carecen de sustento. En ese sentido, dicha institución solicitó una política exterior que evite “estrategias electorales de coyuntura”.
INEXISTENTE
Santiago Ángel, periodista y comentarista político, asegura que el mandatario colombiano inventa “un conflicto inexistente con Perú” para fortalecer su imagen nacionalista.
Desde su punto de vista, la isla Santa Rosa (isla Chinería) ha sido administrada por Perú sin objeciones por parte de su país durante décadas , razón por la cual las declaraciones del exguerrillero carecen de respaldo jurídico.
Por su parte, Daniel Briceño, analista político y activista colombiano, sostuvo que las afirmaciones del mandatario de su país sobre Santa Rosa (isla Chinería) constituyen “una mentira descarada” con la finalidad de “victimizarse y ganar popularidad”.
El periodista manifestó que los tratados limítrofes de 1922 y el Tratado de Río de Janeiro de 1934 son claros sobre la soberanía peruana y que Petro está “jugando con fuego” al generar tensiones diplomáticas innecesarias.
Mientras tanto, Álvaro Uribe, expresidente de Colombia (2002-2010), criticó de manera indirecta al gobierno de Gustavo Petro por “fabricar conflictos externos para ocultar su ineptitud interna”, en referencia a las afirmaciones contra el Perú.





