En alusión al sesgo izquierdista de sus decisiones, señaló que “no está funcionando como debería funcionar” y consideró que debe ser complementario al fuero interno.
En alusión al sesgo izquierdista de sus decisiones, señaló que “no está funcionando como debería funcionar” y consideró que debe ser complementario al fuero interno.

Si es que existía alguna duda en relación a la vertiente ideológica del canciller Hugo de Zela, ayer quedó claro que está lejos de las versiones que se han difundido y que lo vinculaban a sectores de izquierda. Al menos, eso se desprende de sus críticas al Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH).

En RPP, De Zela cuestionó el sesgo político que se evidencian en muchos de los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH) y de las posiciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), al señalar que están “ideologizados”.

“(El sistema) no está funcionando como debería funcionar. Hay una clara ideologización de las decisiones. Hay además una falta de adecuación del funcionamiento del sistema a la realidad actual”, sostuvo De Zela.

Y añadió: “Entonces, allí hay que hacer un análisis muy a fondo, identificar aspectos específicos en los cuales se debe mejorar y de la manera más constructiva trabajar para que el sistema sea una ayuda para los países”.

Sobre esto último, había sostenido previamente que el sistema debe actuar como un “aspecto complementario” a las decisiones que se toman en los fueros nacionales. Es decir, que debería esperar a que se agote la instancia interna para recién intervenir y no inmiscuirse en procesos en curso como constantemente ocurre.

ACERCAMIENTOS

De otro lado, el canciller expresó el interés del Perú de restablecer las deterioradas relaciones diplomáticas con México y Colombia.

Como es de conocimiento público, la presidenta Claudia Sheinbaum es una asidua defensora de Pedro Castillo y hasta ha negado su golpe de Estado, mientras el colombiano Gustavo Petro se ha mostrado hostil con la soberanía del Perú en la isla Chinería.

De Zela dejó entrever que se busca “generar la voluntad de la otra parte para volver a la relación normal”.